La Paloma
En la madrugada del 24 de julio de 1874 en medio de una densa niebla, encallaba en las costas de La Paloma el paquebote brasileño Corumbá.
El mismo transportaba pasajeros, 500 cajones de kerosene y 7 pipas de vino.
Gracias a la escasa distancia de la costa no hubo que lamentar víctimas, quedando como única pérdida el barco en sí.
El cual no pudo ser rescatado de aquella zona en aquel entonces desolada totalmente.
Sus restos descansan hoy a unos 40 m de la costa donde se pueden ver parte de su motor a vapor.
El Corumbá es probable el naufragio de más fácil acceso en la Paloma, pero solo cuando las condiciones del tiempo son favorables.
Con un mar calmo y 2 a 3 metros de visibilidad se pueden ver sus restos sin problema.
Sin embargo con mar de fondo y viento fuerte las olas pueden alcanzar los 3 m y rompen justo en los restos que emergen volviéndose peligroso acercarse.
Es común que se formen corrientes de retorno y corrientes paralelas a la costa que nos pueden alejar.
Los restos se encuentran entre los 2 y 4 metros emergiendo únicamente la máquina a vapor que tiene unos 3,5 metros de altura.
En este entorno se genera un socavón que afecta la profundidad respecto al área cercana.
Esta máquina está cubierta por mejillones y algas razón por la cual se asemeja a las rocas, salvo por su forma simétrica y por partes puntuales que parecen ser las vielas y algunas válvulas que delatan su origen manofacturado.
Hacia el sur se observa un eje enorme que se hunde hacia el fondo el cual parece pertenecer a una de las ruedas de paleta.
Lo que nos hace pensar que este era un barco a ruedas laterales.
Hay entorno a la máquina una gran cantidad de restos viéndose las quillas del barco, las cuadernas y a la izquierda varias anclas y tubos de cobre.
A unos 10 metros de donde está el motor está lo que parece ser otro eje de la otra rueda del barco, los restos se encuentran paralelo a la costa.
Una leyenda dice que era un barco “Maldito”, que arriba del barco se desató una epidemia de fiebre amarilla y que por eso no los dejaban bajar en ningún puerto, es así que dando vueltas encalló en esa playa.
Pero solo son historias, para terminar el naufragio sirve de hogar a muchas especies entre ellos varios tipos de Blenios (los más grandes y coloridos que ya vi en Uruguay)
También abundan el Sargo plateado del Atlantico Sur en buen número y tamaño, lisas, Siris, Corvina Blanca, entre otros.
Sin dudas uno de los mejores lugares para bucear que ofrece nuestro país.
(Algunos fragmentos del texto fueron extraídos del libro “De Naufragios y leyendas en las Costas de Rocha “ de Antonio Varese.)
En nuestra sección de Galería podrás ver imágenes de nuestras expediciones en este lugar.
Flavio Romero